Tuve puestas las esperanzas en que la final de “promoción”, o profesionales de segunda, fuera con los riojanos Darío y Zabala. Pero será con Elordi y Darío ya que el vasco eliminó a Javier Zabala en el Adarraga con un partido que Zabala perdió con  demasiadas facilidades.

Lo mismo entre los “grandes” que en los siguientes, está visto que las cosas se ventilan a “ostia limpia”, como suele decirse, y bombeando a la pared. Por tanto, el que deja alguna oportunidad de forzar largo y por arriba suele dársela al contrario que adquiere saque y ventajas.

Muy bien jugó Darío la semifinal y después de atrasar la pelota con potencia bordó algunas dos paredes con diferencia a su favor en el marcador y confianza. No me gustó la mentalidad de afrontar Zabala su oportunidad, sin contar los tantos que regaló por no restar saques. Se desanima, se obnubila, se cabrea... y se olvida de darle altura al cuero. Hará lo que pueda como es normal. Desde fuera todos haríamos... Ocurre en el toreo. Todos los asistentes a la plaza saben y comentan lo que hay que hacerle al toro. Pero lo tiene que hacer el que está en la arena con espada y muleta. Solo él.

Pensé y consentí,  con argumentos, que Salaverri y Zabala iban a llegar a lo de la boina pero no acerté y bien que lo siento. Los frontones no desaparecen y tiempo y edad tienen de enmienda y mejora. “Autraño” será.

Alegría de que Pedro Ruiz se está centrando: Llega a más pelotas asentado de piernas, golpea seguro y con más fuerza, utiliza bien y mucho el “machete” y cada vez le falta menos frontis y se olvida del colchón... aunque no del todo. Es lo que tenemos en la tierra además del vino y la verdura.